Y cuando digo "hola"
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Hoy digo hola a todos los que lean esta página que es blog a la vez, que Río y yo hemos creado. Con ninguna intención de naturaleza ególatra, sino con el mero sentimiento de escribir, algo que no brillará por su excelencia y tal vez no cruce los inesperados carriles de la historia universal, pero escribir para compartir, para compartirnos. No esperamos ningún adiós, sino miles de hasta pronto. Hoy, Marejada, les da la bienvenida con la palabra más sencilla con la que pueda iniciar una larga conversación: hola extraños, espero conocerlos.
No sé de dónde nace la palabra hola. No dudo que exista en la redes alguna explicación certera del origen de esta expresión, si no lo sé, lo confieso, será por pereza. Me torturan otros temas de hoy y de hace dos milenios, y en mi lista de curiosidades, "hola" se ha quedado en el último puesto.
Sin embargo, es una palabra que se ha vuelto indispensable para iniciar una conversación. Con algún extraño contemporáneo,
con mis amigos, agregando una o dos "a" al final para mostrar más
emoción, a veces para volver, a veces para pedir perdón y romper el hielo. A veces lo digo con la esperanza de que ese hola no llegue nunca a ser reemplazado por el adiós, entonces, le doy un sentido que se extiende al inentendible deseo humano por la eternidad.